Los hombres con panza de “estatus social”, a ser los menos solicitados en el mercado del amor

Hubo un tiempo en el que tener panza enorme era sinónimo de éxito amoroso. Los hombres con barriga sobresaliente no solo eran vistos como adinerados, sino también como los más deseados por las mujeres de nuestra sociedad, Guinea Ecuatorial.

Su perfil redondeado simbolizaba poder económico y estabilidad, lo que los convertía en el centro de atención de cualquier mujer cuando entraban en restaurantes, bareso participando en eventos sociales, acariciando su baúl y presumiendo de ello.

Un hombre con “panza” era considerado un proveedor seguro. Las mujeres lo veían como la solución a sus problemas financieros. La panza simbolizaba dinero. En contraste, los hombres delgados o poco musculosos eran percibidos como carentes de recursos, y por lo tanto, las mujeres los consideraban poco atractivos en términos de estabilidad económica y financiera.

Pero los tiempos han cambiado. Hoy, la panza ha perdido su valor simbólico. Lejos de atraer miradas, se ha convertido en un obstáculo en el terreno del amor. “Antes me gustaban los hombres con panza porque pensaba que tenían dinero. Ahora prefiero uno sin barriga, aunque no tenga un duro”, afirma Samanta, una joven consultada. “La barriga a veces no te deja disfrutar de tu chico. Aunque tenga dinero, prefiero a uno en forma con pectorales”, añade otra mujer que prefiere mantenerse en el anonimato. No todas piensan igual: “Yo no miro la barriga, con tal de que pague mis facturas, estoy con él a muerte”, dice sin rodeos Delma.

La percepción ha cambiado drásticamente. El atractivo físico ha ganado peso frente al símbolo económico. La figura atlética, antes secundaria, hoy es prioridad para muchas mujeres, incluso por encima del estatus financiero; los famosos “hombres con panza”.

Ante esta realidad, muchos hombres con panza no se han quedado de brazos cruzados. Han lanzado su propia campaña: el plan “L.P.”, o “Lucha contra la Panza”. Se inscriben en gimnasios, ajustan dietas y entrenan con intensidad para recuperar terreno en un mercado sentimental que ya no perdona los excesos físicos.

Mientras dura la transformación, los hombres sin panza con o sin dinero, se consolidan como los más deseados. La figura ha reemplazado al patrimonio. Y en esta nueva era del culto al cuerpo, la panza ya no es un símbolo de riqueza, sino un lastre en la carrera del amor.

Justo Enzema-Nzá

Licenciado en Ciencia de Información y Periodismo por la UNGE. Está muy ligado al periodismo de investigación. lleva trabajando en los medios de comunicación nacionales desde 2014.

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